La Argentina está inundada de papeles. Los billetes en circulación en manos del público y de los bancos ascienden a 6.055 millones de unidades, casi un 25% más que en abril del año pasado (cuando circulaban 4.855 millones), de acuerdo con los del Banco Central (BCRA). Según el reporte, de ese total en circulación, el 69% corresponden a papeles de $ 100.
En enero pasado, el directorio del organismo anunció una nueva familia de billetes, que tendrá como motivo la fauna autóctona argentina. Así, este año se iniciará la circulación de los de $ 500, con la imagen del yaguareté, y los de $ 200, con la imagen de la ballena franca austral. Pero eso no es todo: a partir de 2017, la nueva familia comenzará a completarse con la emisión paulatina de los billetes de $ 20, $ 50, $ 100 y hasta de $ 1.000 (con la imagen de un hornero), además de la aparición de nuevas monedas de 1, 2, 5 y 10 pesos, tal como lo reveló la semana pasada al presentar el nuevo modelo de $ 10 que ya circula en la Argentina.
La última vez que el BCRA emitió un billete con tres ceros o más fue con el Austral. Las 1.000 unidades circularon entre 1988 y 1992, que fueron perdieron sensiblemente de valor por la hiperinflación de la época. En ese entonces, el Gobierno llegó a emitir, de emergencia, billetes de hasta 500.000 australes. Con posterioridad resurgió el peso que tenía paridad con el dólar hasta el fin de la Ley de Convertibilidad por imperio de la profunda crisis financiera del país, en 2002.
La inflación y los sucesivos problemas operativos para los bancos han llevado a activar la fábrica de monedas. Según las proyecciones oficiales, los billetes de $ 200 y $ 500 comenzarán a circular en el segundo semestre de este año, con emisiones escalonadas. En Tucumán, hubo propuestas para que, particularmente, el billete de $ 200 lleve imágenes alusivas al Bicentenario de la Independencia. En ese sentido, el Centro Numismático de Tucumán había propuesto, hace un año, un modelo que, en su anverso, tenía la imagen del presidente del Congreso, Narciso de Laprida, mientras que en el reverso se había propuesto la postal de la jura de 1816. En febrero pasado, por iniciativa de los legisladores Marcelo Ditinis y Ariel García, la Cámara aprobó un concurso para diseñar el billete de $ 200 y, además, una resolución solicitando a los parlamentarios nacionales que gestionen, ante el Central, una emisión conmemorativa. El concurso vence este viernes y ofrece premios de hasta $ 50.000.
Durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner, el BCRA lanzó 300 millones de monedas de $ 1, alusivas al Bicentenario de la Revolución de Mayo, que comprendió cinco versiones que evocan distintas regiones del país, con la finalidad de concederle un sentido federal a la emisión, según se explicó entonces. Tienen los paisajes “Pucara de Tilcara”, “El Palmar”, “Aconcagua”, “Mar del Plata” y “Glaciar Perito Moreno”, representativos de las regiones Noroeste, Noreste, Cuyo, Pampeana y Patagónica. Hasta ahora, nada se ha dicho respecto de una emisión por el Bicentenario de la Indepencia Argentina. Guillermo Beckman, titular del Centro Numismático de Tucumán, sostiene que no hay tiempo material como tampoco, al parecer, decisión política nacional para que el nuevo billete de $ 200 sea alusivo al Bicentenario de la Independencia. “A esta altura del año, nada se dijo respecto de eso”, afirma.
Absorción de pesos
Según el economista Eduardo Robinson, la emisión de moneda de más alta denominación que la actual va en línea con el reconocimiento de la inflación imperante. “Para los precios vigentes, cada vez se necesitan más papeles y es incómodo para las transacciones con la actual oferta monetaria”, indica.
Otro factor que observa el experto al analizar la política monetaria está relacionada con la cuestión operativa. “Por un lado, puede observarse que, si bien hay más transacciones electrónicas, la cuestión cultural en el manejo del dinero sigue siendo fuerte en el país. Además, los bancos precisan billetes de hasta $ 1.000 por el alto costo del traslado de dinero y por la poca capacidad, en términos relativos, de los cajeros automáticos”, analiza. Robinson estima que, si hay emisión del Bicentenario, ésta será sólo para coleccionistas.
La elevada emisión de moneda nacional de los últimos años ha tenido sus costos. Particularmente, frente a una devaluación paulatina del peso que ha desnudado la necesidad de contener la inflación. El BCRA comprende que tiene que “limpiar” (por las buenas) el sobrante de pesos (stock) heredado de la gestión de Alejandro Vanoli de 4% del PBI ($ 200.000 millones) y reducir la emisión (flujo) para evitar que ese sobrante se licúe (por las malas) con una maxi devaluación con rápida y total traslación a precios, advierte Economía & Regiones (E&R) en su último reporte semanal. De hecho, esto último fue lo que sucedió cada vez que nuestra economía enfrentó un sobrante de pesos equivalente al 4% del PBI. Sucedió en 1957/1958 y 1973/1974, cuando la inflación luego trepó a 113% y 182% en los años 1959 y 1975 respectivamente, completa.
Hasta ahora, la entidad que hoy preside Federico Sturzenegger evitó el escenario de crisis colocando letras Lebac (con ese sistema absorbió $ 132.121 millones), subiendo la tasa (9 puntos porcentuales) y vendiendo dólares, lo cual permitió absorber casi todo el sobrante de pesos y reducir la tasa de expansión de la base monetaria de 46% (vigente en diciembre pasado) a 29% (en marzo último) interanual. Más allá de esta política, la inflación no da tregua, más aún en un escenario de incremento de subas tarifarias.
La autoridad monetaria resalta, no obstante, que el principal motivo del aumento de la inflación en los últimos meses es un reordenamiento de precios relativos, que es transitorio y no puede contrarrestarse con política monetaria.